
En los últimos días ha circulado a través de la Web el texto de un ciudadano salvadoreño comentando el alcance político y legal del publicitado pacto, firmado ante notario, entre Wil Salgado y Rodrigo Ávila, en que el primero compromete los votos de sus seguidores para el segundo, a cambio de que éste se comprometa a la realización de obras de infraestructura, en caso de llegar a la presidencia de la república.
El correo comentado usa argumentos convincentes para demostrar que el celebrado pacto es, en realidad una clara violación de los incisos b e i del art. 295 del Código Penal que cataloga como delito a quien “pagare dinero o especie o por medio de ofertas de beneficios particulares recibidas o prometidas, para inducir a un elector a votar por determinado partido o candidato o para abstenerse de votar o anular su voto”.
Quien inició la reflexión, se preguntaba por qué instancias como la PNC, la Fiscalía General de la República, el TSE, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos o los mismos medios de comunicación no han retomado este tema. Casos como este, van dejando claro que en este proceso electoral no se exige a los funcionarios públicos un estricto cumplimiento a las reglas de juego establecidas en los marcos jurídicos. Al parecer, la debilidad institucional tiene estrecha relación con la pérdida sistemática de los principios deontológicos de lo profesional.
Ahora, respecto a los medios de comunicación es importante subrayar el caso. Estos en su mayoría, no sólo han abrazado la agenda de campaña de ARENA, en el trato de la noticia o en la información que callan; lo más preocupante es que se han posicionado como auténticos opositores al FMLN. Entonces, la pregunta que surge en seguida es cuál sería la actitud de los grandes medios, de producirse un cambio en el partido que controla el Ejecutivo. ¿Serán la nueva oposición al FMLN, al lado del partido ARENA?
La experiencia de América Latina ha demostrado que los medios han sido el principal bastión de las oposiciones de derecha frente a los gobiernos de izquierda en Venezuela, Ecuador y Bolivia: ¿pasaría lo mismo en El Salvador con un triunfo del FMLN? Por otro lado, también está claro que en los casos en que los medios se han erigido en opositores de los regímenes democráticamente constituidos han contribuido más a enrarecer el ambiente político que a contribuir al fortalecimiento de la democracia.
En definitiva, esto no implica que los periodistas -y los medios en que trabajan- deban abdicar de su trabajo de fiscalizar el desempeño de los gobiernos. Lo que se pide, para el bien de la democracia, es que lo hagan mirando los principios deontológicos de la profesión.
Artículo: Maestría en Ciencias Políticas, UCA.
En el foro preparado por los medios de comunicación en el 2008. Un estudiante preguntó a Jorge Hernández el por que? los medios de comunicación de TCS solo promocionaban actividades del partido de turno.
ResponderEliminarRespondió que no había nada de malo en dar a conocer las buenas obras del Gobierno.
Esperamos que con el nuevo Gobierno sea igual. Juzguen ustedes la posición de estos medios de comunicación afiliados al partido de derecha.